viernes, 12 de septiembre de 2008

¿MESA DE LOS TRES REYES?

Y entonces aparecieron ante nosotros los espíritus de los tres reyes: el de Aragón, el de Navarra, el de Francia.
Al fondo del Valle de Ansó, en el refugio de Linza estábamos calentitos, secos, a cubierto, seguros y resguardados de todas las dificultades. Ayer había llovido y se había cerrado de niebla, de modo que imaginamos que hoy tocaría, cuanto menos algún momento, clima sosegado. Son las seis de la mañana, comienza el movimiento de preparación generalizada. ¡Vamos a por nuestra montaña!
Pero el día no abrió. La niebla hacía bocadillos de humanos y se los bebía mojados en lluvia monótona. Seguimos, no obstante, obstinados, con la moral contundente de quien emprende una bonita tarea.
Suelo de bruma y hierbas, el Pirineo debe un tributo a su verdor. Cuando toca agua, agradezcamos a la diosa fertilidad sus frutos. Otro paso, el camino está aquí, ¿por dónde seguirá? ¡Ánimo! Despejará en el collado, hoy toca montaña. ¿Andaremos por Aragón, caminaremos por Navarra, pisaremos terreno de Francia?
Pero el collado enmudeció nuestros deseos. Para esta hora, la capa de agua era nuestro refugio ambulante. Las botas de goretex parecían zapatillas de esparto, recogiendo agua del cielo y de la enmarañada pradera.
Allí hay otro caminante, esperamos. La decisión fue buena, ahora somos tres perdidos en lugar de dos. ¿Y aquel grupo de cinco? "Creemos que por la izquierda, bordeando esta cumbre llegaremos, pero no nos fiamos y regresamos". ¡Vale! Seguimos siendo tres perdidos, uno por cada rey. Media hora más tarde, el camino tiene mala dirección según los mapas. ¡Vamos a intentarlo por aquí!
Un alto al lado de esta gran roca y nos comemos una manzana. Estamos en un laberinto, la vida es un laberinto de niebla y agua. ¿Quién nos traerá la luz? Qué bueno es tener esperanza, qué fuerza da saber que algún día saldrá el sol y veremos el sendero donde ahora es solamente llanto y temblor aterido.
Subamos a esta cumbre que se adivina. Paso a paso, sin despegarnos del compañero, los tres mojados montañeros continúan su aventura luchadora contra la niebla. Llegamos a una cima. Después de muchas vueltas subimos la Paquiza Linzola. No es nuestro objetivo del día, pero es una cumbre.
Nuestro perdido compañero Kepa, nos hizo una comida digna de los tres reyes. Eran ya las seis de la tarde cuando estábamos terminando la paella con innumerables condimentos. Habíamos conseguido secarnos, pero estábamos dolidos por la niebla y la multitud de caminos erráticos en los que habíamos transitado durante el día.
Y entonces aparecieron ante nosotros los espíritus de los tres reyes: el de Aragón, el de Navarra, el de Francia. Nos hablaron: "No sufráis. Os nombramos caballeros de la Montaña. Vuestro esfuerzo ha dado su fruto, os habéis vencido a vosotros mismos y esa cumbre permanecerá en vosotros por toda la eternidad. La montaña que hoy se os ha negado seguirá aquí muchos años, podréis retomarla en otro momento".
Y entonces se dibujó en nosotros una sonrisa de esperanza y paz, mientras vimos alejarse los espíritus de los tres reyes: el de Aragón, el de Navarra, el de Francia.
Javier Agra.

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