viernes, 31 de octubre de 2008

CONFIDENCIAS

Pipa en animada conversación con la naturaleza y los humanos...

- Vamos al Pardo a pasear, Pipa.
- ¡Vaya, me suena a canción! ¿Estás musical esta mañana?
- Como todos los días. Pero un paseo por la naturaleza llena de canciones la vida.
- De todos modos podrías tener alguna vez en cuenta mis gustos. No me consultas, simplemente me llevas y me traes. ¡Como no soy más que una perra te sigo fielmente!
- ¡Anda que no estás protestona esta mañana!

- En absoluto. Además sabes que me agrada. Solamente que sería bueno que alguna vez contaras con la opinión de las otras personas, animales o cosas que rodean tu vida.

- Un momento. Que está el semáforo en rojo, enseguida podrás pasar.

- Muy bonito. Ahora te haces el civilizado, pero cuando vas solo, cruzas por donde te conviene y cuando te da la gana. Deberías aprender de Unamuno y releerlo más.

- ¿A qué viene recordar ahora a Unamuno? Es verdad que era una de mis absorciones de juventud junto con Dostoievski y Charo López.

- ¿Absorciones u obsesiones?

- A veces, la diferencia no está clara.

- Decía Unamuno que uno de los males más gordos de los españoles es "la gana": "me da la gana o no me da la gana" es el motor de nuestras acciones; bueno, de las vuestras, porque yo como soy perra no cuento para el número de personas. Pero sea como fuere habéis olvidado actitudes tan sensibles como el deber, la solidaridad y esos temas que habéis llevado a algún banco de datos olvidados.

- Bueno, Pipa, tampoco te pongas a filosofar aquí en medio del monte. Contemplemos las encinas y las jaras. Respiremos con profusión el aire límpido de la naturaleza que nos acoge.

- Si. Muy ecológico. Pero desde que os dijeron en el renacimiento que "el hombre es la medida de todas las cosas" os habéis creído el ombligo de la creación. Y solamente os ocupáis de lo que os sirve para vuestro engorde, sobre todo en lo que se refiere a la cartera. Os creéis únicos en el mundo y que todo gira a vuestro alrededor. Sienta un momento, mi olfato me sugiere que ha pasado por aquí un conejo hace poco, voy a seguirle por si quiere jugar conmigo.

(Y aquí me tenéis esperando y contemplando el sol mientras se va a dar un paseo para saludar a sus amistades. No digo nada, pero me viene bien. Así respiro y descanso un momento, junto al paso de despeñabicicletas, porque la subida que hemos hecho antes de llegar al mirador de Valpalomero, me deja sin resuello).

- ¡Vamos, levántate! Que hemos de seguir.

- Ya te sigo, Pipa. Estaba meditando.

- Eso está bien. Así acaso descubras que formas parte de la misma naturaleza que los árboles, las aves, los...

- No sigas, que me cuesta asimilar tanta conversación. Y déjame caminar en silencio, que necesito toda la fuerza para respirar.

- De acuerdo, otro día seguiremos. Y mientras tanto recuerda que tú eres la persona y yo el perro, en este caso la perra.

(De este modo, Pipa, me permite pensar que soy yo quien manda. Pero no lo tengo tan claro después de estos paseos por el monte del Pardo).

Javier Agra.

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