sábado, 7 de noviembre de 2009

SIERRA DE BEJAR (el regreso)




Disfrutar. Volver. ¿Desandar lo caminado? Eso no, cada paso es una conquista de futuro. A veces, como esta tarde, hemos de recorrer por el mismo sendero con diferentes pisadas. Sigue el valle con el río Cuerpo de Hombre naciendo de nuevo y constantemente. Pero ahora parece que fluye de modo original y nuevo. Distinta agua para configurar la misma esperanza de río. Distinta agua regando otro momento de la tierra. Acaso solamente conservamos el nombre de las cosas. pero hasta las sonrisas son nuevas y son nuevas las pulsiones de la sangre que nos transforma el oxígeno de la vida en canción y fantasía.

Terminamos de subir y bajar. La mochila gritaba su comida cuando nos sentamos al sol, sobre una piedra del camino, a reposar el tiempo y la vista. Entre mordisco y mordisco, un pico de Gredos en la distancia y una brisa de montaña. Comer de cuchara después de una ascensión en plena montaña, es un logro de las latas y la producción civilizada. Y allí están los montañeros, entre la civilización y la naturaleza respetada en su mundo original.

La foto que cierra, con su fuente de agua permanente, es un testimonio de nuestro paso por Candelario, pueblo de sosiego y sonido de agua; de recuerdo medieval y actividad moderna. El café y el agua refrescante para terminar la visita a las cumbres de Salamanca, a los límites de Cáceres y¨Ávila. Un suspiro callejero y de regreso al coche.

Lo vivido esta jornada quedará escrito en los papeles, pero imborrable en el alma.

Javier Agra. 

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