viernes, 26 de marzo de 2010

MONTÓN DE TRIGO (Otro camino)

La Sierra de Madrid otra vez en la retina. Desde las Dehesas de Cercedilla hemos subido -nieve y pinos- hasta el Collado de Marichiva. Los ciclistas nos han ganado la partida. A nuestra derecha está la Peña Bercial  - para mí será una cumbre nueva - cubierta por la blancura acumulada del invierno. ¡Sube, sube! parece cantar el Carbonero Garrapinos: hacia tu combre vamos. Munia me ha preguntado por Pipa que hoy tiene inflamada una pata y se ha quedado en casa. Munia, cabizbaja supera la soledad entre los pinos y la cuesta. 


Hemos llegado a la Peña Bercial. Al fondo, la vista de la Mujer Muerta hecha de nieve por los pinceles de varias noches precipitadas sobre la tierra; hasta sus falda hemos de llegar si las fuerzas nos resisten; esa es la propuesta de Jose, mientras hacemos la foto (foto-disculpa llamamos a este momento, pues nos da un tiempo para el resuello del camino). Seguimos por la línea de cumbres hasta encontrarnos, a la altura del cerro  Minguete, con los montañeros que suben desde el puerto de la Fuenfría. Confluescia de saludos y emociones, momento de respirar para que el corazón relaje ausencias y el alma fije en la memoria las vistas, los paisajes, las palabras, los recuerdos...


Bordeamos el Montón de Trigo, camino del collado de Tirobarra (desde aquí, otros subirán a la Pinareja y el Oso, cumbres de la Mujer Muerta); nuestro objetivo, esta mañana de blancura en los zapatos y en los pinos, es subir por la cumbre hasta alcanzar el Montón de Trigo. Allá vamos, entre el viento y la sonrisa, por encima del mundo y de los miedos, superando la tristeza y la nevada, la cumbre aguarda llena de luz sosegada.


Y aquí estamos.
Sentados sobre la cumbre del Montón de Trigo.
Guadarrama al fondo, en espuma y olas dibujado.
Y más arriba solamente el paraguas pálido del cielo.
Pronto será calor y consuelo.

Llegamos: algunos en grupos, otros han venido solos. Desde distintos senderos, con multitud de experiencias y diversidad de recuerdos, todos nos hacemos la foto sentados en la misma piedra, cumbre compartida. Después de la comida, el regreso. Los caminos se funden en el pasado y el futuro. Desde arriba, las llanuras son más grandes, las personas más fuertes, las aves más cercanas, la tierra más hermana. La personas y las cosas respiramos la misma caminata y el mismo futuro libre en el viento.

Javier Agra (después de seis horas de paseo, un segundo en el recuerdo y muchos días de sosiego).