viernes, 31 de diciembre de 2010

SOTRES - PICOS DE EUROPA

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Nos había ido bien el primer encuentro con Picos de Europa, en la zona leonesa de Torre Bermeja. Ahora tocaba desplazar nuestras expectativas y nuestra ilusión al Macizo Central en Asturias. El descenso desde Vegabaño hasta Soto de Sajambre resultó azul bucólico entre hayas y senderos recordados y aún recién recorridos. En coche, incluso por carreteras de media montaña como las que nos llevaron hasta Sotres, el tránsito es placentero. No necesitábamos el día para otra cosa, solamente para el disfrute de la vista y el sosiego del espíritu.
El espíritu, en este ambiente montañero, se imagina que ya hemos inaugurado el octavo día mesiánico, cuando las armas de la guerra están transformadas en instrumentos para cultivar la tierra, cuando los niños podrán jugar sin temor entre las serpientes, cuando los corderos pastarán bajo las pezuñas de los lobos, cuando… Aquí una parada para contemplar, majestuoso e ingrávido, el Naranjo de Bulnes – tal vez deba comenzar a llamarlo ya Pico Urriello para ponernos a juego con el modo local de nombrar las montañas –.
 Llegada a la Canal del Perro, camino de Torre Bermeja... ¡Pero no tengo ninguna foto de los quesos de Sotres!

En Sotres es recomendable el Refugio Peña Castil, de igual estructura y planteamiento que los de la alta montaña, pero en el pueblo; para que los aventureros de camino a Picos de Europa vayan entrando en ambiente. Este hermoso pueblo está amalgamado de visitantes turistas, que llegan, se toman una pinta de cerveza o una frasca de vino con buen queso, y se vuelven a dormir con la misma sonrisa que ya traían por la mañana; mezclados con los turistas, se ven montañeros que regresan con el alma feliz y el rostro acariciado por la furia de varias cumbres conquistadas o soñadas, pero siempre trabajadas, o montañeros que esperan la próxima madrugada para arrancar entre praderas y vacas más allá de donde pueden llagar las zapatillas.
De ese último trozo de la argamasa, éramos Jose y yo. Pero antes de partir…
- ¡Hermosa balconada sobre el bar Peña Castil! – exclamé en pleno éxtasis emotivo –.
- Subamos y echemos una ojeada a la carta de viandas – aconsejó Jose –.
- Buena proposición para dar cumplido final a nuestro paseo por el pueblo.
Y hete aquí, a los dos futuros aventuremos (ya veníamos de tres días de montaña) sentados a una redonda mesa de manteles blancos con exquisiteces adornadas por motivos de la zona.
-          Buenas tarde – saludó Jose, con educación,  mientras yo continuada amamplado mirando observando hermosuras pintadas y fotografiada – ¿Qué tenemos para cenar?
-          Podéis elegir a vuestro gusto – contestó con sabiduría el posadero –; pero permitidme que dirija vuestros gustos hacia una tabla que quesos, de las más de doscientas variedades que se nombran en la zona.
-          Sin dudarlo aceptamos la propuesta – dije yo después de obtener con la mirada la aprobación de Jose –.
-          Empezad, pues, y disfrutad. Lo vais a regar con esta botella de sidra.
-          ¿¡Sidra!? – Exclamamos al tiempo –.
-          Sidra de la buena, de las pumaradas de Asturias – aconsejó el posadero, que para entonces ya había adquirido la categoría de guía turístico ante nuestros ojos asombrados y ante nuestra pituitaria entregada a los placeres –.
-          Comenzad por el más suave, mientras os preparo una empanada caliente…
Primero el suave queso PRÍA, seguido del PEÑAMELLERA y su sabor sedoso, pasamos después al VIDRIAGO de paladar amasado y rugoso, dimos cuanta del exquisito GAMONEU como las limas de las rocas de montaña, para cerrar con el más conocido CABRALES el que es delicioso en todos sus sabores. Y para saltar de queso a queso, un culín de sidra. 
 La Torre de Cerredo domina el Macizo Central de Picos de Europa. La foto esta tomada desde Torre Bermeja.

De la empanada nos sobró un buen trozo, que nos llevamos envuelto en papel plateado, por indicación y cortesía del posadero – a estas horas ya padre, hermano, compañero de ruta – mañana nos lo comeremos en algún recodo camino del Refugio Urriello. Pero esa será otra narración. 
Javier Agra.



miércoles, 22 de diciembre de 2010

DICIEMBRE

DICIEMBRE. Un recuerdo de lumbre y musgo hace nido en mis sienes cuando la tarde entorna sus portones por el horizonte. Aparece una estrella y el brillo de la noche acarrea los vientos entre sonidos de aceras y pisadas de hojas dormidas, acaso soñadoras de poetas y versos; acaso soñadoras de profetas y besos; acaso soñadoras de otros nombres lejanos en medio de las tormentas.

Las tormentas. Diciembre está lleno de luceros y hecatombes sin nombre, recuerdos de otros días en movimiento camino de las flores y las abejas; hoy solamente se mueve mi verso entre el hielo y los neveros – serán rimaya cuando los acaricie el sol y el tiempo –. Tormentas y recuerdos de pasos encendidos monte arriba entre senderos, lametones de perros y algún momento a la sombra entre los pinos del tiempo cuando el sol acechaba el movimiento de los montañeros; hoy los recuerdos se agrupan en bloques de cinco en cinco, de ciento en ciento, cuando repaso sentado junto al fuego los instantes y las fotos.

 La Pedriza de Madrid tiene formas de magia y fantasía. Aquí llegamos a ver "merengues en la Pedriza"

Las fotos y los instantes. Diciembre es de los nombres y de los pensamientos, el mes de los pasos que dimos y de los poemas, es el mes de soñar despiertos. Porque de la montaña nos llega la nieve y de la mar el ábrego; del parque las hojas y los paseos. ¿Te acuerdas? Paso a paso entre los perros y los chopos, vamos comiendo las horas como turrones encendidos de silencio y de esperanzas. El futuro será nuestro, porque diciembre no está solo. Con él vamos los montañeros, los ciclistas, los pintores, los panaderos, los artesanos, los creadores de las casas y los que después las limpian y aclaran, las familias, las aves de trino viejo.

 Pero nosotros continuaremos soñando caminos de la escena. Los actores del grupo de teatro que representamos "Yerma"

Las aves de trino viejo nos cuentan las mismas voces que oyeron los coetáneos de las cavernas: ¡la persona es lo primero! La persona en su entorno, ¡ay su entorno! ¿Pero dime, ave de trino viejo, si no tenemos entorno de donde nos llegará en sosiego? ¿De dónde el pan con que alimentar los manteles y las tiendas donde reparten con pausa canelos, abrigos y cuentos?

Aquí estamos, María y yo, admirando un cartel conmemorativo del centenario del poeta en Orihuela.

Abrigos y cuentos. Diciembre nos trae lunas llenas, decoradas en sombras con la palidez de la aurora, cuando el pensamiento duerme en el corazón de los amigos. Amaneceres de sombreros blancos, vapor de nube, sobre las cabezas – ¿canas o calvas? – de los montes. Árboles desnudos con mirada furtiva hacia el ruido caliente de la ciudad, mandan a los pájaros – viajeros de sueños – con cartas de petición de asilo. Y las ciudades callan la vergüenza de ignorar la soledad de los bosques en el frío diciembre.

Diciembre nos trae la esperanza nacida en un niño nuevo, con cara de todos los niños y la barba de un hombre viejo; un niño nuevo con cara de niña guapa, de todas las niñas de la tierra; un niño con sueños y proyectos para que arranquemos a cantar y a crear una tierra limpia, llena de poemas y colores, de esperanzas y promesas comunes.

Javier Agra.