lunes, 2 de enero de 2012

PEÑALARA EN DICIEMBRE

Es verdad que volver a Peñalara una y otra vez puede parecer repetitivo; tal vez pienses amigo lector que la monotonía defrauda las expectativas y haría mejor en recorrer otros mundos para emplear después unos segundos en estas escrituras. Pero yo quiero conversar contigo sobre las repeticiones de la naturaleza y la vida.


Cumbre de Peñalara. Abrazados al vértice geodésico lanzamos al mundo deseos de Paz.

¿No es un día igual a otro día? Y sin embargo parece que el sol comienza a desplegar su carro con filamentos nuevos porque el calor aún está sin estrenar y está reservado el aire para ser nuevamente respirado; los árboles que ves en el paseo de la mañana tienen otro sonido distinto al que te susurraron durante la vuelta a casa tras la fatiga de ayer; las aceras mismas observan con mirada diferente la suela de las zapatillas que deambulan por los cementos ayer tan pisados y ahora con otro aguante.


                         Estamos descendiendo. Poco a poco se nos ha llenado el corazón de cielo.

Los pájaros que ayer contemplaste en su paseo hacia el nido ¿son los mismos que esta mañana surcan el cielo camino de su alimento? Escucha su gorjeo y dime si entiendes la misma conversación que mantenían en sus anteriores parloteos. Hasta el tono brillante de sus plumas cuenta otra historia a tu retina y tu corazón traduce otros sentimientos.


 Desde la loma que hace de unión a las Dos Hermanas se divisan las sombras de quienes han pisado estas cumbres, más allá Segovia y fuera de imagen el mundo entero.

Ya  sé que Peñalara y toda la magnífica Sierra de Guadarrama llevan un montón de millones de años, día a día esperando visitas y sonriendo corazones. Imagínate desde el paleozoico medio cuando aún éramos mar y sedimentos, pasando por el mesozoico hace más de cien millones de años cuando la sierra apenas despuntaba por encima de las aguas, hasta que el Terciario y las glaciaciones del período cuaternario hace más de un millón de años dejaron esta zona más o menos como nosotros la contemplamos cada día; imagínate repito la de historias y sucesos que nos podrá contar Peñalara, de modo que por más veces que la saludemos y besemos su anciana frente, nuestra cumbre sigue narrando recuerdos.


 Iniciado el repecho de la subida final a Peñalara, la vista se hace infinito y los deseos de libertad cantan endechas y villancicos.

Allí, pues, cerramos el año con la sonrisa que nos quedaba por repartir y deseosos de alcanzar en sus cumbres nuevo vigor para que este año sea cada amanecer un rosicler de pasión, un entusiasta grito de paz, una fuerte mochila que nos llene de humildad y sabiduría para poder contemplar otras cumbres y otros llanos sin miedo a desfallecer antes del final del año y aún de la vida.


 Esta foto en la que aparece Jose es un grito de aliento a cuantos piensan en infinitos modos de traer la justicia y la paz a esta extensa tierra sin fronteras.

Dos mil cuatrocientos veintiocho metros de gneis y granito sobre el nivel del mar nos acercan al cielo y nos mantienen en el suelo; desde esta máxima altura de Guadarrama podemos gozar cada cumbre redondeada y nombrar con sus nombres y recuerdos a varias decenas de picos hasta llegar al menor de todos, el Puerto del Boquerón no lejos ya de la vecina y hermosa Ávila. Y mientras caminamos montaña arriba nuestro espíritu se llena de lumbre y de paz al tiempo que aprendemos nuevos nombres: hasta hoy no había descubierto que existieran en este mundo plantas abundantes en esta sierra como el jabino y el cervuno (nardus stricta); no me había percatado del canto del acentor común, ni de la colorida collalba gris.


 Aquí ponemos el rostro de Elena, la fotógrafa de esta expedición.

Iré una y otra vez a Peñalara, punto de encuentro de las dos Castillas; y mi alma suspirará silencio y sosiego como en la primera oportunidad cuando llegué con sudor y entereza a pisar la cumbre de las Dos Hermanas, del Risco de los Claveles, de los Pájaros… volveré a Peñalara… volveré…

Javier Agra.   

1 comentario:

  1. Me encanta.

    Lo leería mil veces.

    Gracias Javier.

    Y un fuerte abrazo

    Jose Luis Diaz

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