lunes, 21 de abril de 2014

CHORRO GRANDE DE LA GRANJA Y PICO DEL REVENTÓN (II)

En la anterior entrada dejé constancia del asombro ante la vista del Chorro Grande la Granja. Jose y yo, pensamos que podemos subir hacia el Reventón por un camino no escrito, mientras caminamos hacemos un recuerdo a Machado y a tantos otros que han trazado senderos novedosos. Nuestra aventura de hoy no merece tal nombre, apenas cruzamos el arroyo del Chorro Grande en este alto lugar donde las aguas ya están plácidamente contemplando alturas y navas, sabemos que hemos de continuar por esta planicie de hierba entre el chapoteo de los charcos que hace una semana fueron nieve y en breve serán mullido verdor.

Además de El Chorro Grande de la Granja, aquí fotografiado, vemos, arroyo arriba, otras múltiples, aunque menores, cascadas.


A nuestra izquierda quedan las Peñas Buitreras. Los montañeros ya hemos visto, allá arriba en la distancia, el vértice geodésico al que pretendemos llegar. Hace tiempo que no tenemos más senderos que los que hacen las vacas en su incesante devaneo tras la hierba más apetitosa, pero ya tenemos experiencia de su poco interés por las cumbres…las vacas buscan alimento y sus trazos llenan el estómago de modo que pocas veces podemos seguir sus senderos: sencillamente tenemos diferentes objetivos, por eso ponemos medios distintos. Se trata solamente de aprender de las vacas a poner los medios necesarios para llegar a nuestro destino.

Desde la cima del Pico Reventón se domina la Cuerda Larga, Peñalara, Cerro Morete, La Mujer Muerta, La Flecha…En esta fotografía queda constancia de Hierro, Peñalara y el inicio de subida del Cerro Morete.

Nos sentamos a beber un buen trago de agua y nos comemos una barrita energética, mientras contemplamos la anchurosa Castilla, la Granja de San Ildefonso que se construyó Felipe V para retirarse y olvidar los asuntos de gobierno y el hermoso valle por el que hemos subido aguas arriba del arroyo del Chorro Grande. Nosotros opinamos que mejor que visitar las cascadas “de mentira” del Palacio es preferible seguir calzando botas y ser montaraces para ver lo que hoy hemos visto. 
Un buitre llega desde la cumbre y nos despierta de ensoñaciones.

De modo que damos los últimos pasos y, tras reconocer unas antiguas trincheras de las que abundan en diferentes lugares de la Sierra, tocamos el vértice geodésico en el Pico del Reventón. Durante la subida no encontramos muchos lugares con nieve, desde aquí la vemos con abundancia en la Cuerda Larga y sobre todo en Peñalara. La cumbre es meta, de modo que hoy hemos alcanzado dos metas. ¡Perseguimos tantas metas a diario!



Estamos bajando hacia el Collado del Reventón. Pasa por aquí el antiguo camino de Rascafría en Madrid a la Granja de San Ildefonso en Segovia. Hoy queda solamente como ruta verde deportiva, antaño tenía que ser muy duro superar estos pocos más de dos mil  metros para comunicarse. Saludamos a tres ciclistas que están realizando esta magnífica travesía y comenzamos el descenso por un sendero que, tras un desnivel de doscientos metros y veinte minutos de camino, nos llevará a la Fuente del Infante.

En este lugar nace el arroyo de la Fuente del Infante, aquí nos sentamos en unas piedras a comer. Hace ya cien años que se construyó aquí un Chozo de piedra de gordo muro; todos los montañeros y los esforzados paseantes que hasta aquí llegan, agradecemos la limpieza y conservación del interior y del entorno. Estos arroyos riegan sosiegos, saltan brañas se adentran en los corazones, vuelan con los espíritus de los montañeros y no tienen melancolía de nombre porque unos kilómetros más allá se llamarán Eresma y sabrán que aparecen en la geografía con sello y nombre propio mientras reposan su pensamiento y su energía montaraz en el embalse del Pontón Alto, pasada ya la Granja.

En el Chozo de la Fuente del Infante


Los dos montañeros han reiniciado la marcha. El descenso es veloz por esta pista tan amplia. Pueden saludar a la flor de los cerezos, a los pinos encendidos de brillo verde, a las rebollas que recuerdan el tiempo frío con las hojas del suelo y anuncian el calor en sus nuevos brotes…Solamente han de cuidarse de acertar con el ramal que baja hacia donde han dejado el coche, al que llegan pasadas seis horas del inicio y cien mil caricias de la naturaleza.


Javier Agra. 

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