lunes, 28 de julio de 2014

MONTE TUBKAL: SUBIMOS A LA CIMA



Este grandioso espectáculo reconforta el volátil espíritu, un té caliente reconforta el cansado cuerpo.

Llegamos al Refugio del Toubkal que será nuestro alojamiento las dos próximas noches. Es el que está en el ángulo superior; a derecha vemos el Refugio de los guías, cocineros y demás personas que se mueven en este servicio del turismo del Tubkal; en primer plano el Refugio Les Mouflons.

Este paisaje está pelado a tres mil metros. Sin embargo, la magia del agua continúa poniendo diferentes lugares de verdor y vida. Las mulas que transportan los bultos de los montañeros encuentran su espacio de verdor y el arroyo n’Isuguan les concede liberarse de toda preocupación por el agua, ovejas y cabras pastan en los alrededores, los montañeros no entendemos de dónde consiguen alimento en este espacio del Alto Atlas.

Cae la noche, la luna en cuarto creciente se pega al Pico Uanums, seguramente quiere pasar la noche en su cumbre para indicarnos el camino que recorreremos mañana, si las condiciones y las fuerzas nos son propicias.

Desayunamos temprano, igual que la comida de anoche ha sido abundante y de muy exquisito sabor. Brahim, nos saluda y nos espera. Pasamos el Assif n’Isuguan e iniciamos de inmediato la lenta ascensión al Tubkal, en ese mismo instante supimos los montañeros que no había vuelta atrás, solamente hacia arriba. A las cinco y media comienza a amanecer en este lugar del mundo (el reloj marca dos horas menos que en Madrid); nosotros ponemos ilusión y ganas, el Tubkal una inclinación feroz desde el mismo inicio.

Inicio del ascenso. Nada más salir del Refugio superamos el Assif n’Isuguan y encontramos esos doscientos metros de fina piedra.

Un primer escalón inmenso, doscientos metros de ascensión entre piedra suelta y piedras más voluminosas después, nos ocultan la vista del Refugio y no nos enseñan la cumbre donde queremos llegar. De pronto estamos sin comienzo, sin final…la vida se torna opaca con frecuencia ¿hacia dónde poner las pisadas, hacia dónde mirar? Entonces nos agarramos a los grandes objetivos, a quienes fueron antes que nosotros; entonces leemos, nos fiamos, caminamos…en nuestro caso el problema es menor: Jose ha preparado muy bien la subida, el sendero hacia el Tubkal está muy marcado, además Brahim va con paso seguro y nos guía.

Mucho más arriba volvemos a ver el conjunto de los tres Refugios.  

Segundo escalón de trescientos metros; ascendemos entre enormes paredones y piedras de aspecto lunar, somos más pequeños que casi todas las peñas, la montaña silenciosa nos habla de humildad, de esfuerzo y confianza. Los montañeros, camino, esfuerzo y suspiro, ascendemos aspirando el aire y el gozo de superar la altura que nunca habíamos subido en ninguna cumbre de la península ibérica y aún del Teide (ninguna cumbre en España llega a la altura en la que nos encontramos), estoy más alto de lo que nunca he subido en mi vida. Es posible superar el pasado, es posible intentar reconstruir la vida, llegar más alto.

Desde la cima del Tubkal, dominamos amplias vistas de picos que superan los cuatro mil metros.

Los trescientos metros del tercer escalón son entre piedra suelta, nos exige esfuerzo y concentración; la subida es lenta…han quedado más abajo algunas ovejas, entre nosotros vuela algún córvido festivo; el aire se hace más espeso a cada paso; asoman nuevas cumbres a nuestros alrededor; a la izquierda, allá arriba, nos saluda inmóvil e ingrávida la antecima del Tubkal; emocionado sosiego, silencio y pulsión; el sol deja de jugar con las cumbres y sale a nuestro encuentro; la cumbre pone sus impedimentos a nuestra llegada, quiere probar otra vez más la voluntad de los montañeros. Paso a paso, hemos llegado al Collado del Tubkal (Tizi n’Toubkal).

Desde el Collado del Tubkal. El Tubkal oeste, delante del Akiud y el Biguinnussen


Desde esta altura la vista se agranda hasta el lago Ifni, hasta numerosas cumbres que superan los cuatro mil; muy cerca oímos la tentadora llamada del Tubkal Oeste…guardamos fuerzas para coronar nuestra cabeza con la corona del Atlas. El aire de los cuatro mil metros exige mayor esfuerzo a los pulmones, el corazón emocionado suple las posibles necesidades del resto de nuestro cuerpo. Otra vez una parada, otra respiración más, otra mirada enamorada a la cumbre y volvemos a caminar.

Jose y nuestro guía Brahim en la cima. Nuestro guía merece también un homenaje fotográfico.

El cuarto escalón, doscientos metros que nos llevarán a la cima del Tubkal, va por una arista de sucesivas cumbres a veces nos muestran precipicios otras nos dejan ver lejanías…“nuestras vidas son las piedras que van a dar al Tubkal…” Allá lejos está la pirámide que muestra la cumbre ¿lejos? Ya no está lejos…nuestra vida pasada queda escrita en un instante, cada uno de nuestros muchísimos pasos anteriores está señalado en esta pisada…Los montañeros tocamos, abrazamos la Pirámide del Tubkal y sentimos más emoción que ante las Pirámides de Egipto.

Hemos llegado.

La cima el Tubkal es muy amplia. Su cima ha aprendido a hablar en múltiples idiomas y todos muestran un corazón lleno de júbilo, de emocionados instantes, de lágrimas de contenido entusiasmo ¡Si la humanidad entera subiera alguna vez al Tubkal! Cumbre de Paz. Traemos a la cima nuestro agónico triunfo (agonía llamaba Miguel de Unamuno al esfuerzo constante por superar la dificultad más profunda que es la vida), nuestra fatigada gloria.

Javier Agra.

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