domingo, 12 de julio de 2015

CUEVA VALIENTE (y II)




La Sierra de Malagón es acogedora y serena entre navas, hoyos y suaves pendientes de pinares frondosos. Entre el Alberche y el Cofio, recogen el agua de sus múltiples y pequeños arroyos. Su punto más alto es Cueva Valiente, allí hemos pasado varias mañanas en rutas de solaz y búsqueda hasta que dimos finalmente con la cueva, que en el anterior artículo puse entre las fotografías y que aquí repito para que se vea el interior.

Interior de Cueva Valiente.

Es sobremanera luminosa esta parte de la Sierra de Guadarrama. Luminosa y silente. Los pasos de los montañeros respiran el silencio de los pinares, su respiración son timbres sonoros de las aves: domina la melodía sinfónica del carbonero, la oropéndola de amarillos y llamativos colores pone el contrapunto musical de las flautas; escucha la comadreja buscando acercarse con sigilo por si acaso encuentra algún huevo, ¡demasiado avanzado está el verano, ya han volado los pájaros jóvenes!

Inmensos pinares desde la boca de Cueva Valiente.

Salimos del frondoso pinar, estamos compartiendo suelo con los enebros y los piornos, que parecen poderosos en esta altura dominada por las fuertes plantas que constituyen el cervunal; el sol camina a nuestro lado, apoya sus rayos en nuestra cabeza; nos detenemos para beber y poner la gorra. Descubrimos hermosuras de roca, paisaje, vegetación, luz sin fronteras, lejanas cumbres a las que podemos nombrar con sus nombres de siglos y de historias.

Aquí encontramos otra cueva o pasadizo entre las rocas de granito que han formado este capricho en la naturaleza por sus complejos modos de apoyarse unas a las otras.

La cima de Cueva Valiente es una explanada amplia a la que se accede por diversidad de senderos. Nosotros comenzamos las más de las veces desde el puente que está junto al Arroyo de la Gargantilla. A media ladera encontramos ruinas que fueron refugios, ruinas que conservan el grito y el llanto de la triste guerra. La cumbre está entregada a la paz, donde los montañeros piensan y viven futuro de libertad.

La luz inunda la zona cimera de Cueva Valiente. Los montañeros contemplan un mundo sin horizonte ni fronteras, sin calendarios ni caducidad.

Sobre la cima de la montaña desaparece el tiempo azaroso del trabajo y la preocupación, entre los matorrales y las rocas de las cumbres parece que comienza la vida de verdad cuando el espíritu vuela y el corazón sabe poner música a la palpitación común de la humanidad. Cierro los ojos y me lleno de tiempo, cuando vuelva a los metros y los semáforos de la ciudad sabré que mi corazón guarda respiración umbilical con las montañas y con la luz, con el corzo y el águila real.

En la amplitud de la explanada se encuentra un refugio construido con el armazón de lo que fue una edificación de la dolorosa y trágica guerra.

Cima de Cueva Valiente, piedras con memorias de la prehistoria; conversamos también con las rocas y nos cuentan memorias a través de sus grietas; pero más veces guardan silencio y escuchan las cuitas humanas, escuchan los sueños; escuchan…Los montañeros, sentados en esta musical  amplitud silenciosa, miran los nombres de cerca y de lejos, los que están dando nombre a las montañas y los nombres que llevan impresos en el corazón y en el alma.



Javier Agra.

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