lunes, 10 de abril de 2017

RAÍZ Y FUTURO



Los árboles de la Sierra de Guadarrama, como los árboles de cualquier lugar de la tierra son nuestra gozosa respiración en los fatigosos días de la vida y en aquellos días que expandemos nuestro gozo más allá de las dudas y los miedos.

Por la ladera de Siete Picos una mañana de abril entre el viento suave y el cielo azul.

Los montañeros nos hacemos cumbre y cielo para entregar a la naturaleza los pesares de los habitantes de este mundo que sufre agresiones insolidarias, que padece maldades del corazón humano, que enmudece ante terribles convulsiones incontroladas de la naturaleza siempre en movimiento de constante evolución.

Los árboles se detienen ante los montañeros para conversar y contar historias de siglos pasados, de vida que se renueva a sí misma, de vida que prospera allá donde parece que todo es duda; porque los árboles entienden que necesitan construir el futuro de los humanos desde el sosiego y la entrega.

El árbol enseña sus raíces y su futuro a los montañeros.

Los árboles hablan de raíces que nos unen a nuestros antepasados y a nuestro pasado, de flores y frutos que nos lanzan al futuro como el aire mismo de la sierra que camina entre las cumbres para continuar siempre hacia otros horizontes por descubrir; los árboles saben que el corazón de los humanos necesita búsqueda constante, sorpresa permanente, ilusión mantenida…

Javier Agra.  

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